Este plato tradicional, muy habitual en muchas casas de Europa, es una comida perfecta de diario pero también para impresionar en una cena de amigos. Podéis servirlo con una ensalada o unas verduras. Consiste en una pechuga de pollo rellena de mantequilla de ajo que después se empana, se fríe y se hornea. Tiene cierto aire con el San Jacobo español y el cordon bleu francés. Como siempre, tratad de elegir buena carne, que es la clave del plato, y en este caso también una buena mantequilla.
Ingredientes para 2 personas:
- 100 g de mantequilla ablandada
- 2 dientes de ajo pelados y rallados
- 1 cucharadita de sal
- Media cucharadita de pimienta
- 3 cucharadas de perejil fresco picado
- 2 pechugas de pollo
- Harina y pan rallado para rebozar (unos 50 g de cada uno)
- 1 huevo
- Aceite para freír
Elaboración:
- En un bol batimos la mantequilla con el ajo, la sal, la pimienta y el perejil hasta que esté todo bien mezclado. Lo envolvemos en papel film, apretándolo muy firmemente, y lo dejamos reposar en la nevera alrededor de media hora.
- Realizamos una pequeña incisión en un extremo de las pechugas con un cuchillo afilado y vamos introduciéndolo con cuidado de que no se nos abra hasta conseguir hacer un hueco en el interior, que rellenaremos con la mantequilla que habíamos preparado.
- Para rebozar las pechugas seguimos este orden: harina, huevo batido y pan rallado, cubriéndolas de forma homogénea. Después las dejamos en la nevera unos 25 minutos.
- Mientras precalentamos el horno a 200° C.
- Calentamos el aceite en una sartén y freímos las pechugas 3-4 minutos por cada lado, hasta que estén ligeramente doradas. Las escurrimos y las dejamos unos minutos sobre papel de cocina para que se liberen del exceso de grasa.
- Las transferimos a una fuente de horno ligeramente engrasada o recubierta de papel vegetal y horneamos durante 10-15 minutos. Servimos caliente.
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